martes, 29 de abril de 2014

MENSAJE >


Los que temen a Jehová
Introducción

Malaquías es un libro extraordinario si lo leemos del capítulo 1 al 4 usted  podrá  a la luz de estos mensajes examinar su vida.  Ver en que nos tenemos que corregir y como alcanzar lo que anhelamos, lo que se espera de nosotros, ajustar nuestra relación con Dios, y por medio de esto  nuestra vida cambie y la calidad de nuestra vida también.

Desarrollo

Malaquías expresa a la profecía en forma de dialogo entre el pueblo y Dios en 

Malaquías 3:8, vemos que Dios dice al pueblo ustedes me han robado y el pueblo responde ¿en qué te hemos robado?
Malaquías habla de un Dios que estaba casado de las actitudes de su pueblo,
Malaquías 2:17.
Por medio del profeta Dios estaba expresando sus sentimientos, sus emociones, como sentía por las actitudes, las palabras de su pueblo hacia Él.
Malaquías 3:1-18
Primero Dios les dice ustedes me han robado y luego ustedes han hablado mal de Dios.
¿Sabe cuando hablamos mal de Dios? Cuando decimos para que sirve servir a Dios, en otras palabras el decir, “servir a Dios no sirve para nada”, “de que vale guardar su ley, sus leyes, sus mandamientos”, “que haga su voluntad, que viva en santidad”, “de que aprovecha servir en células”, etc. Cuando hablamos mal de la obra, hablamos mal de Dios porque no es de las personas, no es de nosotros, todo es de Dios. Estas personas que se sienten cansadas, que piensan que todo lo bueno que hacen no sirve para nada, que no entienden la visión, dicen “bienaventurados los soberbios”, dicen “si ellos que son injustos prosperan”, Malaquías 3: 13-15. Personas que cuando adoran esperan recibir algo, cuando diezma, ofrenda espera recibir algo a cambio, esta es una actitud egoísta por ello  estaba enojado Dios, con esa actitud, con ese corazón. Dice la palabra que estaba harto. Dios quería corregir esa actitud egoísta y dejar asentado que si lo adoramos, si lo horramos es porque Él es digno, digno de adoración, digno de amor,  porque Él se lo merece, cuando entendemos esto sin hacerlo para esperar algo a cambio entramos en la madurez espiritual.

La gente se había olvidado de todo esto, de la santidad de Dios, había entrado en un letargo espiritual. Dios tenía algo con su pueblo y de los sacerdotes, los líderes. En Malaquías 2:2, lo vemos a esto. No adoraban a Dios de corazón, los líderes servían pero no lo hacían de corazón, era algo mecánico, algo normal, y no algo que fuera para Dios.

La gente no honraba a Dios, traía lo imperfecto a Dios, cuando El esperaba lo mejor. Dios espera que lo honren, El busca honra. Malaquías 1:6-7. La gente había menospreciado su nombre. ¿Cuándo menospreciamos a Dios? Cuando lo que hago pero no tengo en cuenta el objeto principal, no tengo el objetivo correcto, perfecto,  principal en cuenta, de quien es Aquel al que estamos adorando, estamos sirviendo. Cuando servimos y desconocemos para quien lo estamos haciendo, así estamos despreciando su nombre. Cuando vamos a la iglesia, estamos ahí pero estamos pensando en otra cosa y no en su persona; cuando vivimos nuestra vida diaria, anduvimos todo el día y no lo hemos tenido en cuenta a Él, estamos despreciando su nombre porque hablamos de alguien que está con nosotros, que está en los momentos más críticos, que nos acompaña todos los días, y no lo tenemos en cuenta, tenemos en cuenta aquello que está fuera de Él, fuera de su presencia, fuera de su voluntad, estamos menospreciando su nombre, las palabras que decimos están hablando mal de Dios.

Malaquías condenaba la hipocresía, la negligencia hacia Dios, esa vida despreocupada a las cosas de Dios, esa vida “light”, esa falta de compromiso  con lo que se hacía, lo condenaba  a eso porque traía consecuencias devastadoras para este pueblo o para ese tipo de gente. El mensaje de Malaquías es que el servir a Dios debe ser nuestro punto principal en nuestra vida ahora o como en la eternidad.  ¿A quién le sirves?, porque si te sirves a ti, los beneficios son para ti. Pero si le sirves a Él, los beneficios son para El. 

Es una renuncia al orgullo, al egocentrismo. Dios estaba cansado de que había gente que decía que le servían a Él pero se servían a sí mismos.
Tenemos que ajustar nuestra relación con Dios.

En el pueblo de Dios había dos grupos: los que creían que estaban haciendo bien las cosas, los que decían para que sirve servir a Dios (Malaquías 3.13-15) y los que tenían temor de Dios.

Malaquías 3:16-18.
Malaquías denunciaba la falta de temor a Dios, el temor a Dios te enseña a vivir como conviene para agradar a Dios, el principio de la sabiduría es el temor a Dios.  (Proverbios 9:10).
Comienza a reverenciar a Dios, ten cuidado con lo que vas a hacer, con lo que vas a decidir, como vas actuar, todo lo que vas a decidir, hablar, hacer y vivir tiene que estar centralizado en El porque Él es la persona a la que tú tienes que agradar.
El lenguaje de los que temían a Jehová no era el mismo de los que no. Ellos hablaron a sus compañeros, en hebreos dice los hermanos estimúlense a obedecer a Dios, a amar a Dios, eso hablaron todo lo opuesto a los  otros que no temían a Dios, de permanecer en su voluntad a pesar de todo lo que pasaba a su alrededor, de guardarse para Dios. Y Dios los escucho, oyó, y lo anoto, fue escrito libro de memoria de todo lo que escucho delante de Él. Porque en el día que El empiece actuar, a mover su mano, empiece a bendecir, estos serán sus preferidos, serán los primeros, porque son especial tesoro para El, porque piensan en su nombre, se han guardado para Dios.
¿A que grupo de personas perteneces? ¿A los que hablan mal de Dios;  menosprecian su nombre; los que crean división, contienda;  a la gente de rencor, odio; o perteneces a ese grupo que tiene temor a Dios? ¿De los que no miden sus palabras o de los que son íntegros?

Conclusión
Dios quería que su pueblo se vuelva a El. Porque la esperanza y la bendición se activan cuando nos volvemos a su voluntad, nos arrepentimos. Y es en esa voluntad, iremos en aumento en aumento, de bendición en bendición, de gloria en gloria, ejecutando sus promesas tras promesas.

Tenemos que reverenciar a Dios sin importar como este nuestro alrededor, cuidar lo que decimos, hacemos, nuestras actitudes, porque Dios escucha todo, se toma el tiempo de traer el libro de memoria, y anotar los nombres de aquellos que le tienen temor y piensan en el porque aquellos serán especial tesoro, los preferidos en el día que el actué, que el derrame de su gracia, su poder, su bendición.

Tienes que prepararte día a día para que cuando el derrame su bendición, gracia y favor, tu seas su preferido. Toma hoy la decisión de honrar a Dios con tu vida, que tu vida sea un reflejo del carácter de Dios, que tu vida sea de honra y gloria para El, búscalo y adóralo de todo corazón. Vive  hasta lo último con El y para El. Dios va a bendecir y tú serás el primero!!!



Ministerio Jesús es el Señor.
Pastor Carlos Ibarra

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