Los que temen a
Jehová
Introducción
Malaquías es un libro extraordinario si lo leemos del capítulo
1 al 4 usted podrá a la luz de estos mensajes examinar su vida. Ver en que nos tenemos que corregir y como
alcanzar lo que anhelamos, lo que se espera de nosotros, ajustar nuestra
relación con Dios, y por medio de esto nuestra vida cambie y la calidad de nuestra
vida también.
Desarrollo
Malaquías expresa a la profecía en forma de dialogo
entre el pueblo y Dios en
Malaquías 3:8, vemos que Dios dice al pueblo ustedes
me han robado y el pueblo responde ¿en qué te hemos robado?
Malaquías habla de un Dios que estaba casado de las
actitudes de su pueblo,
Malaquías 2:17.
Por medio del profeta Dios estaba expresando sus
sentimientos, sus emociones, como sentía por las actitudes, las palabras de su
pueblo hacia Él.
Malaquías
3:1-18
Primero Dios les dice ustedes me han robado y luego
ustedes han hablado mal de Dios.
¿Sabe cuando hablamos mal de
Dios? Cuando decimos para que sirve servir a Dios, en otras palabras el decir,
“servir a Dios no sirve para nada”, “de que vale guardar su ley, sus leyes, sus
mandamientos”, “que haga su voluntad, que viva en santidad”, “de que aprovecha
servir en células”, etc. Cuando hablamos mal de la obra, hablamos mal de Dios
porque no es de las personas, no es de nosotros, todo es de Dios. Estas
personas que se sienten cansadas, que piensan que todo lo bueno que hacen no
sirve para nada, que no entienden la visión, dicen “bienaventurados los
soberbios”, dicen “si ellos que son injustos prosperan”, Malaquías 3: 13-15. Personas que cuando adoran esperan recibir
algo, cuando diezma, ofrenda espera recibir algo a cambio, esta es una actitud
egoísta por ello estaba enojado Dios,
con esa actitud, con ese corazón. Dice la palabra que estaba harto. Dios quería
corregir esa actitud egoísta y dejar asentado que si lo adoramos, si lo
horramos es porque Él es digno, digno de adoración, digno de amor, porque Él se lo merece, cuando entendemos
esto sin hacerlo para esperar algo a cambio entramos en la madurez espiritual.
La gente se había olvidado de todo esto, de la
santidad de Dios, había entrado en un letargo espiritual. Dios tenía algo con
su pueblo y de los sacerdotes, los líderes. En Malaquías 2:2, lo vemos a esto. No adoraban a Dios de corazón, los
líderes servían pero no lo hacían de corazón, era algo mecánico, algo normal, y
no algo que fuera para Dios.
La gente no honraba a Dios, traía lo imperfecto a
Dios, cuando El esperaba lo mejor. Dios espera que lo honren, El busca honra. Malaquías 1:6-7. La gente había
menospreciado su nombre. ¿Cuándo menospreciamos a Dios? Cuando lo que hago pero
no tengo en cuenta el objeto principal, no tengo el objetivo correcto, perfecto, principal en cuenta, de quien es Aquel al que
estamos adorando, estamos sirviendo. Cuando servimos y desconocemos para quien
lo estamos haciendo, así estamos despreciando su nombre. Cuando vamos a la
iglesia, estamos ahí pero estamos pensando en otra cosa y no en su persona;
cuando vivimos nuestra vida diaria, anduvimos todo el día y no lo hemos tenido
en cuenta a Él, estamos despreciando su nombre porque hablamos de alguien que
está con nosotros, que está en los momentos más críticos, que nos acompaña
todos los días, y no lo tenemos en cuenta, tenemos en cuenta aquello que está
fuera de Él, fuera de su presencia, fuera de su voluntad, estamos
menospreciando su nombre, las palabras que decimos están hablando mal de Dios.
Malaquías condenaba la hipocresía, la negligencia
hacia Dios, esa vida despreocupada a las cosas de Dios, esa vida “light”, esa
falta de compromiso con lo que se hacía,
lo condenaba a eso porque traía consecuencias
devastadoras para este pueblo o para ese tipo de gente. El mensaje de Malaquías
es que el servir a Dios debe ser nuestro punto principal en nuestra vida ahora
o como en la eternidad. ¿A quién le
sirves?, porque si te sirves a ti, los beneficios son para ti. Pero si le
sirves a Él, los beneficios son para El.
Es una renuncia al orgullo, al egocentrismo.
Dios estaba cansado de que había gente que decía que le servían a Él pero se
servían a sí mismos.
Tenemos que ajustar nuestra relación con Dios.
En el pueblo de Dios había dos grupos: los que creían
que estaban haciendo bien las cosas, los que decían para que sirve servir a
Dios (Malaquías 3.13-15) y los que tenían
temor de Dios.
Malaquías
3:16-18.
Malaquías denunciaba la falta de temor a Dios, el
temor a Dios te enseña a vivir como conviene para agradar a Dios, el principio
de la sabiduría es el temor a Dios.
(Proverbios 9:10).
Comienza a reverenciar a Dios, ten cuidado con lo que
vas a hacer, con lo que vas a decidir, como vas actuar, todo lo que vas a
decidir, hablar, hacer y vivir tiene que estar centralizado en El porque Él es
la persona a la que tú tienes que agradar.
El lenguaje de los que temían a Jehová no era el mismo
de los que no. Ellos hablaron a sus compañeros, en hebreos dice los hermanos
estimúlense a obedecer a Dios, a amar a Dios, eso hablaron todo lo opuesto a
los otros que no temían a Dios, de
permanecer en su voluntad a pesar de todo lo que pasaba a su alrededor, de
guardarse para Dios. Y Dios los escucho, oyó, y lo anoto, fue escrito libro de
memoria de todo lo que escucho delante de Él. Porque en el día que El empiece
actuar, a mover su mano, empiece a bendecir, estos serán sus preferidos, serán
los primeros, porque son especial tesoro para El, porque piensan en su nombre,
se han guardado para Dios.
¿A que grupo de personas perteneces? ¿A los que hablan
mal de Dios; menosprecian su nombre; los
que crean división, contienda; a la
gente de rencor, odio; o perteneces a ese grupo que tiene temor a Dios? ¿De los
que no miden sus palabras o de los que son íntegros?
Conclusión
Dios quería que su pueblo se vuelva a El. Porque la
esperanza y la bendición se activan cuando nos volvemos a su voluntad, nos
arrepentimos. Y es en esa voluntad, iremos en aumento en aumento, de bendición
en bendición, de gloria en gloria, ejecutando sus promesas tras promesas.
Tenemos que reverenciar a Dios sin importar como este
nuestro alrededor, cuidar lo que decimos, hacemos, nuestras actitudes, porque
Dios escucha todo, se toma el tiempo de traer el libro de memoria, y anotar los
nombres de aquellos que le tienen temor y piensan en el porque aquellos serán
especial tesoro, los preferidos en el día que el actué, que el derrame de su
gracia, su poder, su bendición.
Tienes que prepararte día a día para que cuando el
derrame su bendición, gracia y favor, tu seas su preferido. Toma hoy la
decisión de honrar a Dios con tu vida, que tu vida sea un reflejo del carácter
de Dios, que tu vida sea de honra y gloria para El, búscalo y adóralo de todo
corazón. Vive hasta lo último con El y
para El. Dios va a bendecir y tú serás el primero!!!
Ministerio
Jesús es el Señor.
Pastor Carlos Ibarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario